diciembre 03, 2010

Una declaración en contra de las compras de Navidad.

Mientras buscaba inspiración sobre que comprar para regalar a mis amigos, hijos y familiares, me encontré con un artículo de Leo Babuta que me hizo reconsiderar todo lo que significa la navidad y los regalos.
Decidí traducir el texto completo al castellano pues pienso que este sería el mejor regalo que puedo dar a mis amigos y familiares. Con ustedes...

Una declaración en contra de las compras de Navidad.

Me encanta la Navidad. Me encanta todo aquello que tenga como tema la nieve, incluso cuando estaba viviendo en el clima tropical de Guam. Me gusta Papa Noel, los elfos, los renos, los muñecos de nieve y los bastones de caramelo. Sí, incluso la costumbre de tocar incesantemente música de Navidad por dos meses.

Más que nada, me encanta estar en contacto con mi familia - comiendo galletas de Navidad, cantando villancicos juntos, charlando y haciendo bromas el uno del otro. Es tremendamente divertido.

No me gustan las compras de Navidad, o el consumo excesivo, el caos de los centros comerciales, las deudas por consumo, la contaminación medioambiental, el tiempo perdido en envolver regalos, y la acumulación excesiva de cosas innecesarias que acompañan dichas compras.

¡Tonterías! Me encanta la Navidad, pero la locura de las compras tiene que acabar. He aquí las razones.

Advertencia: Esta puede ser una diatriba de proporciones casi épicas.

1. La atención se centra en las compras, no en compartir.
Me encanta la idea de dar a nuestros seres queridos, pero esa idea ha sido trastocada. Ahora la gente sale en tropel a la tienda, como vampiros hambrientos por un festín de sangre nueva. Salimos de compras durante un mes, destruimos el envoltorio en una mañana, y luego olvidamos el regalo al día siguiente. ¿Se trata de dar, o de comprar?

2. El poder dar es grandioso, pero las compras no son la solución. Una vez más, adoro dar ... pero ¿Tenemos siempre que comprar para poder dar? Parece como si pensáramos que comprar es la solución para cualquier problema, pero esto solo nos ha conducido a una sociedad profundamente endeudada y atiborrada de cosas innecesarias. Podemos encontrar otras formas de dar: hornear galletas, lavar el carro de alguien, cuidar a los niños de nuestros amigos para que ellos puedan ir a una cena romántica, crear un álbum de fotos, estar con ellos cuando necesiten ayuda en la mudanza.

3. El desperdicio, oh desperdicio.
Empecemos con los paquetes: el empaque de cada juguete tiene el doble de volumen que el juguete mismo. Desde el cartón al plástico, pasando por cajas de latón torcido, es ridículo. Luego, cada artículo que uno compra se lleva a casa en bolsas. A menudo ponemos todo en cajas. Entonces compramos papel de regalo y lo envolvemos todo. Al final, todo esto se echa a la basura el día de Navidad. Por último, está el regalo en sí - la gente recibe tantas cosas que resulta imposible guardarla todas. Por lo tanto, dichas cosas entran en el armario para luego ser olvidadas.

4. La terrible deuda.
La mayoría de las personas gastan cientos o miles de dólares en regalos y envoltorios. Sin hablar de todo el dinero gastado en combustible, en manejar hasta los diferentes centros comerciales, y el dinero gastado en los alimentos grasosos que se venden en los centros comerciales. Todo esto va a las tarjetas de crédito (y alrededor de nuestra cintura), y luego hay que pagar por todo - con altos intereses - durante todo el año. Incluso si usted no se endeuda, estará gastando dinero ganado durante largas horas de arduo trabajo - ¿Es así como quiere pasar su vida, pagando por cosas innecesarias para que las compañías se puedan seguir enriqueciendo?

5. La horrenda, insulsa, y vomitiva publicidad.
No puedo soportar la publicidad, y esta se vuelve peor en Navidad. Los anuncios caen sobre ti sin cesar hasta que te rindas - y funciona. Esto ha sido demostrado - los anuncios te motivan a comprar más, querer más, para luego exprimir la tarjeta de crédito. Yo no veo televisión, leo periódicos o revistas, o permito anuncios en mi navegador, para no tener que estar expuesto a la publicidad.

6. El combustible. Si vas en auto por todos lados para hacer compras, estás usando un montón de combustible. Incluso si acabas de comprar en línea, piensa en el combustible que se necesita para llevar estos productos (overnight!) a tu casa. Y el combustible utilizado para crear los productos, para transportar la materia prima a las fábricas, para transformar las materias primas, para enviar el producto terminado a las tiendas o almacenes de todo el mundo (probablemente desde China), por no mencionar todo los el combustible utilizado para fabricar y transportar el empaque. Esto consiste en algunos millones de toneladas métricas de combustible, desperdiciadas en dar algunos regalos que luego serán olvidados.

7. Todavía hay personas que pasan hambre en el mundo.
En el frenesí de las compras de Navidad, gastamos cantidades ridículas de dinero que terminan como desperdicio. En otros países, existen personas luchando sólo para poder comer, o por un medicamento, o encontrar refugio, o conseguir agua potable. Gastamos tanto en un show de avaricia consumista, cuando ese dinero podría dar de comer a una docena de familias. Si tienes dinero para malgastar, considera hacer una donación a una organización que esté ayudando a este tipo de familias. Sé que esto suena a sermón, pero en realidad, este tipo de recordatorio es necesario en momentos como estos.

8. El revoltijo sin fin. ¿Qué sucede con todos los regalos? Estos van a nuestras estanterías, a nuestros armarios, al suelo. Ya tenemos suficiente revoltijo - ¿Realmente necesitamos más? Tenemos suficientes problemas tratando de averiguar qué hacer con todo lo que poseemos. ¿Por qué queremos desordenar y saturar nuestros hogares aún más? ¿Por qué queremos forzar el revoltijo en nuestros seres queridos, obligarlos a buscar un espacio en sus hogares ya abarrotados para ese regalo que les hemos dado, para que no nos sintamos ofendidos el día que los vayamos a visitar? ¿Esta obligación es realmente un regalo?

Preguntas

P: Pero ¿qué pasa con los niños?

R: A los niños les encanta recibir regalos (tengo seis hijos - si lo sabré yo!). Seguro que me gustaban cuando yo era un niño. ¿Vamos a robarles esto? Es una pregunta difícil, pero tenemos que tener en cuenta el otro lado del asunto, es decir, que es lo que estamos enseñando a los niños. Ellos no sólo participan en la apertura de regalos - también participan en las compras. Se les enseña a hacer compras, y a valorar las cosas materiales por encima de cualquier otra cosa. Imaginen sus vidas cuando ellos crezcan - una vida para ir de compras, endeudamiento y desperdicio, porque eso es lo importante, ¿verdad? Con el fin de darles la alegría de abrir algunos regalos por un par de horas el día de Navidad, estamos impartiendo en ellos valores consumistas que les durarán por toda la vida.

Creo en cambio, que esta puede ser una gran oportunidad de tener una discusión abierta con los niños acerca de la compras, el gasto y las deudas. ¿Recibiste este tipo de educación cuando eras niño? ¿Te habría ido mejor si lo hubieras recibido? Esta es también una gran oportunidad para enseñar a los niños acerca de dar a los demás, sobre el voluntariado y ayudar a los menos afortunados, sobre la búsqueda de otras formas de pasar el tiempo con nuestros seres queridos que no requieran hacer compras. Mis hijos quieren regalos -, pero no quiero que piensen que eso es todo lo que importa en Navidad. Ya hemos hablado sobre esto asunto y vamos a seguir hablando sobre ello durante este mes.

P: ¿Pero qué hay de la familia?

R: Nuestras familias, lo creas o no, van a sobrevivir sin algunos regalos de nosotros. Pueden continuar sus compras y dar regalos, pero usted puede simplemente decirles que no quiere participar este año. Envíele un link a este artículo para explicarles por qué.
Esto también es una gran oportunidad para crear nuevas tradiciones con su familia (¿ya ves cómo me gusta convertir los problemas en oportunidades?) - Ir a escuchar villancicos, luces para el árbol de navidad, hacer galletas de Navidad, hornear pasteles, jugar al fútbol en el patio, crear álbumes de Navidad, hacer voluntariado.

P: Pero a mi me encanta dar regalos 


R: Claro, ¿ A quién no? Y es posible que también te encante ir de compras. Hacer compras, para muchas personas, es un placer sin igual. Esto puede ser un problema, en mi mente: es posible que uses las compras para obtener felicidad temporal, para llenar un hueco en tu vida, para sentirte feliz cuando estás deprimido, estresado o solitario. No estoy diciendo que lo seas, pero muchas personas lo son, y es bueno para detenerse a analizar estas cosas. La felicidad más enriquecedora se pueden encontrar en las cosas más simples y que no impliquen gastar: estar con tus seres queridos, crear, leer, salir y hacer algo activo.
Incluso si no eres adicto a las compras, tal vez solo te encante dar regalos. Y eso está bien - pero deberías considerar la posibilidad de regalos más significativos que no requieran una gran cantidad de compras. Hacer un álbum de fotos o un libro de recuerdos para alguien toma tiempo y esfuerzo mental, mientras que sacar tu tarjeta de crédito en Macy's no necesita ni tiempo ni esfuerzo.

P: ¿Cómo convencer a una pareja que equipara los regalos lujosos con el amor y el aprecio?
R: Esto definitivamente no es fácil. Sin embargo, es un tema de discusión muy importante. Tienes que hacerlo sin entrar en el terreno de las acusaciones, sin resentimiento, sin hacer que la otra persona se sienta atacada. Plantéalo como un debate en curso sobre de las cosas en las que piensas - tal vez puede usar este artículo como punto de partida.

Esta es una discusión muy importante ya que existen parejas que se quedan terriblemente endeudas por esta razón - uno de los dos tiene valores diferentes con respecto a los bienes materiales, las compras, deudas , regalos, y así sucesivamente, y el otro odia pelear por eso por lo que prefieren no hablar del tema. Las cuestiones financieras también son una gran razón para que las parejas se separen. Por ello, es tan crucial que encuentren una manera sana de hablar de valores, acerca de las metas financieras, acerca de cómo quieren vivir su vida. Hágalo suavemente, con compasión, como una manera de vivir juntos como un equipo, y no como dos personas que luchan entre si.

Una buena manera de comenzar es escribir un artículo en su blog o una carta a su pareja a acerca de sus sentimientos - de nuevo, sin atacar. Tu podrías explicar por qué no te parece bien hacer regalos, que aún amas a tu cónyuge, pero que quisieras demostrarlo de una manera no consumista, y que hay otras tradiciones que los dos podrían comenzar juntos para compartir su amor.