Palabras sin alas: el mea culpa de un bloger.

El 2007 fue para esta pobre pero honrada bitácora la antítesis de lo que debió ser la celebración del segundo año en línea. Con un total de tres posts, el 2007 fue el año del olvido y de la vergüenza. Este es mi primer post del 2008 y quiero empezar con un mea culpa sincero por la magra producción del 2007, las razones para ello, y lo que haré para redimirme del pecado mortal de un bloger: dejar de escribir.

Sí, en el 2007, Cajué Tarapoto fue el blog de olvido y la vergüenza. Un olvido irónico por la escasez de posts y la gran cantidad de temas que merecían una reflexión, una denuncia o una imagen. Entre los artículos que quedaron goteando en el tintero digital podemos mencionar: la lucha tenaz del pueblo de San Martín para salvar sus recursos naturales del remate de saldos aprista; la solidaridad de toda una región con Cristina Torrres en su batalla contra el síndrome de Stevens- Jonson; el terremoto que destruyó las casas y las vidas de nuestros hermanos de Pisco y Huancavelica; etc. Por otro lado, el vacío de los posts venía acompañado de una dosis de vergüenza. Los pocos familiares y amigos que leen el blog me requerían con e-mails y comentarios en los posts antiguos. Cada día el “cajué” se enfriaba, como bien dijo un bloger amigo. Yo me deshacía en promesas de pronto retorno, pero solo quedaban en eso, promesas. Hasta llegué a excusarme ante los grandes amigos de la Universidad San Marcos, quienes me invitaron a participar en una discusión sobre blogs a través de video conferencia. Consideré que había gente escribiendo mucho y con muchas ganas, y a ellos les correspondía ese honor. Al mismo tiempo, participar de una discusión sobre blogers, sin escribir, es como ir en tanga brasilera a una fiesta de etiqueta (y eso que no tengo nada en contra de las tangas brasileras).

El tiempo fue quizá mi más grande enemigo. Me embarqué en proyectos ambiciosos (demasiados) que terminaba cumpliendo a medias. Me uní a mi profesora y amiga Daphne Viena en la locura de organizar una serie de exhibiciones cinematográficas a fin de promover la apreciación del cine en nuestra facultad. Desarrollamos con un grupo de amigos, las primeras reuniones y el embrión de un proyecto para la formación de talleres gratuitos de danza, teatro y pintura en un pueblo joven de Tarapoto, sin un sol de presupuesto. Hice, deshice y rehice mi tesis final hasta crear un “monstruo” tecno-metodológico-pedagógico que combinaba herramientas Web 2.0 con la enseñanza de lenguas extranjeras, el cual mereció un compasivo 12. Llené, firmé y envié formularios, certificados, constancias y otros artificios burocráticos para ser aceptado como estudiante de un programa de maestría en Suecia. Me eligieron como el presidente de un comité electoral universitario y fui requerido por la prensa local a raíz del escándalo que se armó al enfrentarme a una de las formas mas penosas de corrupción, la estudiantil. En fin, se me volvió costumbre recibir los primeros guiños del sol sentado frente a la vieja mesa de mi cuarto de estudiante, naufragando en los vapores del café y del vigésimo primer cigarrillo de la noche.

El 2008 me ofrece una oportunidad de empezar mejor. Una que me permitirá redimirme de mi pecado blogueril. Aunque no pienso ponerme un cilicio como el pobre diablo del Opus Dei en el “Código Da Vinci”, algunas medidas menos ortodoxas podrían servir. Una renovación más frecuente de diseño del blog –(por lo menos del banner), postear más sobre cosas cotidianas y, lo más importante, postear más a menudo.

Gracias a las reflexiones de año nuevo aprendí que los pocos familiares y amigos que me leen se merecen respeto y no es de buenos “crisitianos” andar repartiendo promesas frescas para después colgarlas como pescado seco en el mercado del olvido. Que un blog no necesita tener el rigor de una tesis académica y que las cosas cotidianas también pueden ser interesantes.
Feliz 2008, estimados compañeros y familiares. No olviden siempre darse una vuelta por este blog para tomarse un “cajué”.