agosto 26, 2005

¡Arriba las manos!


Los asaltos de carretera y la verdad detrás de la máscara de “aquí no pasa nada” de las autoridades políticas y policiales de la región San Martín. Un fenómeno que está poniendo en riesgo no solo la economía sino la vida de los Sanmartinenses.

Ser victima de asalto en las carreteras de San Martín está de moda, y en este caso la moda sí incomoda, y jode. Le incomoda a la población que tiene que viajar por carretera desde y hacia los distintos pueblos de la región y del país. Le incomoda a los cientos de sanmarinenses que viven del turismo y ven tirado a la basura el esfuerzo de muchos años.

La policía de carreteras (POLCAR) se encuentra hoy en el ojo de la tormenta, ya que es la encargada de velar por el bien de la ciudadanía en lo que se refiere a la seguridad de las carreteras. Sin embargo creemos que las dimensiones a las que ha llegado este problema amerita un trabajo mucho más integral de las diferentes direcciones de la policía y de otros organismos de seguridad del Estado. Nos extraña la blanda actuación de la policía, sobretodo en lo que se refiere al trabajo de inteligencia. ¿Por qué los agentes de inteligencia no persiguen a los asaltantes de carreteras con la misma saña que perseguían hace algunos años a los lideres estudiantiles y populares? Una persecución que en muchos casos llevó a la desaparición y asesinatos de personas que no compartían las ideas del régimen dictatorial de turno y cuyas pruebas irrefutables han sido mostradas por la comisión de la verdad en el informe final que hiciesen hace dos años.

No vamos a echar más leña al fuego en la que hoy arde la POLCAR, tampoco pretendemos hacer el papel de defensores, pero creemos que este problema tiene raíces más profundas que la tan mencionada incapacidad de la policía en lo que compete a robos y asaltos en las carreteras. El problema de los asaltos tiene, desde nuestro entender, cautro cimientos principales:
· Una policía poco entrenada y carente de recursos para conducir investigaciones y hacer frente a esta ola de asaltos que va en crecimiento.
· Una legislación arcaica que ata de manos a la policía una vez que detiene a los asaltantes, los mismos que obtienen su libertad a merced de los vacíos legales en los que se basan sus vampiros defensores para lograr su liberación.
· Una sociedad civil apática y con instituciones sociales debilitadas después de 10 años de dictadura fuji-montesinista.
· Y finalmente, el poder que tiene la violencia para amedrentar e infundir el temor entre los que se atrevan a hacerle frente.

Tomando como referencia estos cuatro puntos se puede entender que la solución a este flagelo debe resolverse dentro de esos cuatro contextos. Sin embargo, creemos que las medidas a tomarse deben seguir pasos calculados para propiciar que los subsiguientes se lleven a cabo de manera más rápida y efectiva. Así, debemos empezar por reforzar nuestras instituciones populares y de base para quitarnos el polvo de los años de demagogia y de adormecimiento en que nos han sumido los últimos regímenes, en especial el del ladrón japonés.

A partir de una sociedad civil organizada y fortalecida podemos exigir a nuestros legisladores la promulgación de penas más severas para los criminales y de leyes que agilicen el trabajo policial. Luego, la policía debe pasar por una etapa de preaparición en investigación criminal, y claro está, la consiguiente mejora en las condiciones de vida de los mismos a través de un aumento de sueldo que estimule su esfuerzo. Solo a partir de entonces la población volverá a confiar en su policía, y pasar a ser miembro activo en la lucha contra la delincuencia, cuando al sanmartinense común le quede la absoluta seguridad de que su queja será escuchada y su denuncia tramitada. Es en este punto donde la violencia pierde su capacidad de sembrar el miedo y la zozobra.

Finalmente, creemos que todas estas medidas deben complementarse con alternativas adecuadas de esparcimiento y de actividades productivas para los jóvenes de nuestra tierra: actividades en vacaciones útiles, foros de discusión, talleres de arte y cultura. Construyan hoy parques para los niños y centros deportivos para los jóvenes y no tendrán que construir centros para encarcelarlos mañana.

Señorones de la municipalidad y del gobierno regional, hay mejores cosas que hacer con el dinero de los Sanmartinenses que usarlos para sus campañas políticas o devolver favores a sus amiguitos.

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